lunes, 1 de diciembre de 2008

El impuesto a las ganancias del capital: Una nueva derrota para el gobierno británico

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El Partido Laborista británico enfrenta un difícil momento. Varios son los frentes que lo están debilitando frente a las presiones de los distintos grupos de intereses que se oponen a las acciones de un gobierno con las manos atadas.

Hoy es un día donde se conjugan dos importantes noticias que pegan fuerte a los laboristas. En primer lugar, la renuncia del ministro de trabajo y seguridad social, Peter Hain, investigado en relación a un conjunto de donaciones para su campaña por la vicepresidencia del partido.

En segundo lugar (y allí es donde más nos vamos a detener), el anuncio del ministro de economía británico, Alistair Darling, de rebajar en 8 puntos porcentuales el impuesto a las ganancias del capital para cifras inferiores al millón de libras. Un brazo que ha dado a torcer el gobierno británico frente a las presiones del Instituto de Directivos, la Confederación Empresarial Británica y la Asociación de Pequeños Empresarios.

Persiguiendo la simplificación del sistema tributario británico, el ministro Darling introdujo en octubre pasado una tasa única del 18% que graba las ganancias del capital. En materia tributaria, no hay nada más injusto que las tasas únicas. A veces, la excesiva simplificación es más contraproducente aún que la propia complejidad.

En los últimos meses, la posición del gobierno se ha visto fuertemente debilitada, llevando a que se adoptara la decisión final de reducir al 10% las tasas para aquellas ganancias del capital inferiores al millón de libras y a la venta de acciones en operaciones que involucren al menos, el 5% del capital de la empresa.

Una nueva derrota para el gobierno británico, que le cuesta al estado 200 millones de libras que dejan de ingresar, lo que implica más de un 20% menos de lo establecido en las previsiones de octubre.

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