Grueso y cortante el comunicado difundido hoy por el Banco Real de Escocia (Royal Bank of Scotland), que debido a la apretada situación financiera en la que se encuentra, ha tomado la difícil decisión de despedir a nada menos que 9000 empleados en sus sucursales de todo el mundo.
El banco, cuya propiedad del gobierno británico ascendió el año pasado del 58% al 70% al haber adquirido las acciones no vendidas, ha tomado la decisión para reducir costos y pagar fondos gubernamentales atrasados, lo cual mantiene a la institución en un inestable impasse del cual debe salir rápidamente.
Tal como se excusa el director ejecutivo del Banco Real de Escocia, Stephen Hester, la institución tiene que emprender una nueva estrategia para restaurar la realidad lo antes posible, y “para ello se necesita reducir costos tal como ocurre en todos los negocios en el marco de la recesión actual”.
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